No olvides el contrato...

Te regalé mi sonrisa hace ya varios años...

Firmaste el contrato un marzo, recuerdo era...

Te dí completo mi corazón...

¿Dónde lo tienes?

No, no lo quiero de regreso...

Te lo dí completito... Te dí mi totalidad...

Debería recogerla como un ladrón...

pero no quiero...

Te quiero dueño de todo aún...

No pongas en esa casa con mis cosas olvidadas mi sonrisa...

Esa es tuya, de verdad...

No me la devuelvas...

Solo cuidala... como merece...

y deja que te siga sonriendo aunque yo...

aunque yo ya no esté ahí . . .