marzo 21, 2009

castillos sangrantes . . . (Parte III)

Entre vajillas de plata, espejos empolvados y promesas olvidadas, caminas sin respirar... Tu sonrisa sigue siendo aterradora, te sientes excitada casi hasta el punto de saborear tu propia adrenalina convertida en sabores virtualmente imposibles...
Tu imagen teñida en polvo se ve distorsionada por sombras de todo y nada que rodean tu silueta... Todos los regalos que pudieron comprarte algún día, están ante ti... El candelabro que fungió de testigo aquella primera noche que pisaste la alfombra de tu nuevo hogar... Los vestidos manchados y desgarrados que fueron atuendos en esas luchas constantes por supervivencia...
Todo estaba ahí, descuidadamente guardando recuerdos, celosamente atraparon lagrimas y vulgarmente ahora se presentan ante ti...
Sigues caminado en busca de ese amigo redentor... Y ahí esta... de pronto ves un destello espeluznante entre tu historia material; y la sensación es casi insoportable, el éxtasis y la felicidad que sientes al verlo es indescriptible...
Te hincas frente a el y lo tomas lentamente entre tus manos, como si no quisieras romperlo, lo acaricias con el respeto debido que le debes tener a tu futuro sangrante...

(Continuará . . .)

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