Y murió ese beso al encuentro de tu boca...
El viento lo acercó a tus labios y al tiempo pereció en un adiós...
Las ganas evitaron tus ojos, las manos no rompieron en caricias y la memoria agonizó a tu verdad...
El sueño mágico de esa noche, se volvió suspiro y silencio...
La sonrisa perdida, ahora encontró su dueño...
Pero la soledad la seguirá acompañando...
Y el refugio perfecto, hoy, es tu mirada divina...
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Criticame sin piedad si eres capaz de nadar entre mis palabras...