mayo 12, 2010

Bendito Demonio IV . . .

-¿Qué es este lugar, nana?
Scarlet no paraba de preguntar, tenía tanta curiosidad acerca del pueblo, que el temor que sentía dejaba de ser importante. Pero más que el lugar, lo que le interesaba era el muchacho de la otra noche... Por alguna razón y de alguna manera, no podía sacárselo de la cabeza...
Su voz, era suave pero decidida a la vez, sus ojos eran etéreos, imposibles... su presencia era imponente y amable al mismo tiempo... su... todo él era extraordinario... Pero había algo, algo más allá de lo que Scarlet podía ver, que formaba un aura a su alrededor de misterio, de temor, de incertidumbre...

La muchacha salió de la casa un día, para ir a buscar un recuerdo, una memoria... Era una mujer soñadora, un artista aprisionado en el cuerpo de una princesa limitada a imaginar...
En su caminata tranquila, se encontró con la casona, semi en ruinas, semi hermosa... y sintió lo mismo que cuando cruzó la mirada con aquel muchacho misterioso...
-Buenos días preciosa dama...
Escuchó detrás suyo aquella voz inconfundible que retumbó en su cabeza las cuatro noches anteriores, y antes de poder decir nada, su mano ya sostenía un narciso radiante y sus labios ya sonreían a la belleza de unos ojos increíbles...

(Continuará . . .)

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