Hoy, fue miércoles y el día pasó lento y confuso... El humo de mi habano está por extinguirse, sí, aún soy adicta al tabaco después de tantas promesas vacías y charlas con mi razón... Me aferraré más a mi copa de Merlot y a esa media botella...
Esta vida de bohemia no me ha llevado muy lejos... primero las letras que se cansan de mis ojos... devoraba los libros de la biblioteca que mi marido me mandó a construir, vaya regalo de bodas! no se me hubiera ocurrido nada más atinado que una evocación eterna a mi curiosa imaginación... Pero ya no está en casa, ahora somos sólo yo, esa tonelada de libros, el balcón y mis vicios...
No pude soportar un segundo más en esa sala enorme... ¿Por qué?, bueno, allí murió Raúl... No me pregunten ya más, sólo puedo describirles esa escena que no se sale de mi cabeza... La biblioteca? un desastre, los libros sin orden ni pastas y las letras entintadas con la sangre de ese hombre que me amó...
No, no siento nada, no estoy segura de mantener este vicio por una hermosa fijación hacia una espantosa escena o por el auténtico sabor y sopor que me produce esta copa...
¿Y a qué ha venido todo esto?, bueno, quisiera contar mi historia . . .
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